sábado, 28 de abril de 2007

Llech

Aprovechando el puente del día del trabajo nos decidimos a acercarnos a esta zona de la Francia Catalana, o la Cataluña Francesa, no lo tengo muy claro, en los alrededores del Canigou, cerca de Prades, a tiro de piedra de Barcelona. Aquí tenemos el Barranco del LLech, que es un auténtico parque acuático.



Tras salir del curro el viernes temprano, nos pasamos toda la tarde del viernes acercándonos para hacer noche en el parking que hay justo antes de empezar la aproximación, para estar temprano al día siguiente puesto que es un barranco que parece una romería, y si no madrugas se llena de gente, grupos de empresa inclusive, lo que puede retrasar mucho la marcha. No tiene zonas muy complicadas, algún salto grande (10-12 metros) esquivable y una lavadora que con agua te puede dar algún problemilla, pero se vé claramente desde arriba y puedes poner los medios para salir sin dificultad, como lanzar una mochila con peso a la siguiente poza y atarse a ella.




Uno de los puntos de más interés en el recorrido es la famosa Lanzadera, se trata de un tobogán que acaba en volado, arrastras el culo durante unos cuatro metros y suddenly coges vuelo hasta llegar al agua que te espera unos ocho metros más abajo, lo habitual es que lleve agua de sobra, pero nunca está de más echar un vistazo, aunque con lo concurrido que suele estar tienes casi siempre a alguien delante que te lo puede indicar y así no perderte la experiencia. Recordad la mirada siempre al frente, de lo contrario corres el riesgo de entrar en el agua de morros y puede picar...




Otro punto a tener en cuenta es el Rompetibias, Se trata de un pequeño tobogán sin aparente dificultad, pero que debido a una piedra oblicua que te espera abajo puedes tener un enganchón del pie y con la fuerza que te empuja el agua causarte una buena avería en la tibia, de ahí su nombre; está muy bien señalizada con un triangulo de peligro rojo pintado en la pared; no menospreciarlo porque salir de ahí con una pierna rota tiene que ser bastante jodido. El último tobogán es casi mejor dejarlo de lado y tomar el camino que hay a la izquierda, para remontar por una inclinada ladera siguiendo unas marcas pintadas hasta el parking donde nos espera el coche, esperemos que en perfectas condiciones porque he oido rumores de roturas de cristales y robos, la verdad es que suele estar bastante concurrido pero nunca está de más la prudencia, también en este sentido.

No hay comentarios: